viernes, 7 de octubre de 2011

fest internacional de poesía

cecilia mil estuvo participando del XIX Festival Internacional de Poesía, más precisamente de sus ediciones "trasnoche", gracias a la generosidad e invitación de Alejandra Méndez.
primero en el micrófono abierto, en Jekyll and Hyde, el jueves 22, y el viernes que la siguió, presentó la no-performance programada en Lapacheta Cultural

sobre lo que pasó durante esos cuatro días dedicados a las letras y la producción literaria, escribió:

banquete de poesía internacional



con los festivales
la gente como una
se da cuenta
de cuánto escriben los que escriben
"escriben mucho", 
en sus prolijas computadoras de mano,
en sus adiposos telefonitos de teclado negro,

los más nostálgicos, los entrados en años,
o los que no tienen los recursos   como una
eligen el papel,
el anotador de papel
de hojas finas.


a la cuarta lectura hay que admitir
que nos sentimos un poco agobiados
cada vez entendemos menos
y nos empezamos a fijar en lo accesorio

cómo pronuncia la zeta
cómo pronuncia la erre
si se come las eses
si se come las uñas

si se fueron luqueados
o curten la onda telúrica
si se creen top, o son humildes,
si se bañaron y cambiaron la ropa interior para la lectura,
si tienen libros editados, plaquetas

el público de poetas rencorosos
(los no invitados formalmente)
le encuentra la quinta pata-al-gato
a la internacionalidad del asunto

cuántas antologías se podrían editar
con lo que sale el pasaje de ida y de vuelta
de el / la poeta de Tayikistán
que en su lejana tierra es conocido/a
por editar en tarjetitas de subte?
cacarean enojados
los que cosen sus propios versos.

o por qué los libros artesanales,
tienen que sortear tanto trajín burocático
para ser expuestos
si también ellos estàn tatuados de poesía


Para los amantes de los lentes
se da casi involuntariamente 
una suerte de desfile de gafas

marco grueso, de carey,
de color, orgánicos,
del abuelo, clásicos,
harry potter, modelo hermanas ocampo,
todos con la cuota del oftalmólogo al día.

también están los que participan sólo
del recital de los sábados
que agradecen al cielo 
semejante oportunidad de no pagar entrada

también la comida naturista,
la voz en off ,
las caras conocidas,
las biromes de tinta impermeable
para firmar las tapas metalizadas,
los juegos de palabras,
las agendas,  tarjetitas personales,
los separadores de libros,
las mil y un editoriales,
la subasta de cartones, de acrílicos,
de pósters.

los distintos mates compartidos
los con burrito
los con naranja
los sin azúcar.

todo eso convive
tácitamente
en esos festivales
con esa gente
que escribe tanto
y a veces, de vez en cuando,
vé tan poco.



viernes, 22 de julio de 2011

Muchas gracias Beatriz!

Hete aquí el link de la bella crónica que hizo la periodista y poeta Beatriz Vignoli, en la sección de Rosario, del diario querido Página 12; un paseo por la feria de editoriales que organizó la gente del centro cultural Lapacheta y en el que felizmente participamos con el stand de "el éxtasis de catalina"

Nosotras, infinitamente agradecidas!

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/12-29620-2011-07-20.html


También les copiamos y pegamos el texto, por si el mouse les anda mal, y porque tenemos muchas ganas de compartir estas palabras!

El domingo pasado, de 11 a 23, entre comida sana y encuentros de amigos, la primera Feria de editoriales y autores independientes, organizada por Mariana Morosano, Mario Altamirano, Laura Brandazza y Matías Rodríguez, convocó a la movida alternativa de Rosario y a su público en el Centro Cultural Lapacheta (Sarmiento 1490). Voces y ediciones, sumadas, expresaban esa peculiar fuerza de lo frágil, esa "valiente alegría" (Lorca dixit) que tiene la cultura joven en el desamparo.
Se hicieron presentes, con sus libros y libretas a la venta en sus stands y participando en los debates sobre producción cultural independiente, los sellos artesanales de literatura por autores rosarinos El ombú bonsai (Nicolás Manzi y equipo) y Tropofonía (Gervasio Monichietti y otros). Se lució en un gesto de arte bizarro, con sus flamantes y elegantes reediciones expuestas en una heladera, Espiral Calipso, de Mariana Morosano y Rocío Muñoz, una editorial ya casi veterana en comparación. Sorprendió la novedad de El éxtasis de Catalina, con sus "ediciones caseras", estilo fanzine (http://elextasisdecatalina.blogspot.com), producidas por la joven poeta Cecilia U, quien se destacó además sobre el final de la jornada en el micrófono abierto con un monólogo cómico y a la vez muy en serio. Con histrionismo contagioso y mucha buena onda, "ceci ú" demolió en pocos minutos el estereotipado prejuicio de que la militancia lesbofeminista, gay, trans y queer carece de humor.
Antes, Silvia Guidobaldi había cantado canciones de Liliana Felipe, luego de las lecturas de poetas rosarinos como Mariana Vacs, o venidos de Buenos Aires, como Leandro Gavilondo y Jimena Arnolfi, quienes integran el Movimiento Espantapájaros. Participaron además, con sus ediciones de obras políticas, Ediciones de acá y Ultimo Recurso, además de la Revista Diversidad (Ciencias Políticas de la UNR), el colectivo Las Juanas, la Cooperativa de Animadores y el proyecto de gestión cultural nómade Ruedo, que coordina Alejandra Méndez. Como autores independientes con sus autoediciones estuvieron, entre otros, Diego Rojas (Feria del Libro Independiente y Autogestiva), la artista plástica, poeta y diseñadora Carolina Castagno y escritoras de reconocida trayectoria en poesía, como Adriana Borga y Sonia Contardi.

martes, 19 de julio de 2011

invitación en capital


lectura y activismo
en la casita brandon
sábado 23
desde las 18, activismo
desde las 21, lecturas
desde después, musiquita


Acercate
es gratis!

lunes, 18 de julio de 2011

feria



la feria de editorial
del amigo centro cultural LAPACHETA
fue un gol


muchas gentes, poetas, antipoetas,
actores y actrices, escritores de bs as,
de cordoba, de cada rincón,
de pueblitos cercanos y no tanto
mezcladxs,
contagiando la palabra.


especial agradecimiento a:
Ruedo Gestión
vale flores y su Deslenguada
ediciones polaroids y particularmente a Vero Goldenberg
al  micrófono abierto
a Maia Morosano
y a las chicas de Las Juanas que me vendieron el anotadorcito de mi vida



venta y trueque poético
cuadritos de caro
lecturas y recital





próximamente
de la mano de toda esta gente
llega el unipersonal
LA MALA GALLINO

En los mejores centros culturales
de Rosario
(hablaremos de gira más adelante)

lunes, 4 de julio de 2011

de lo que se dice

Acerca de las Memorias de una puta adolescente
La lectura de las Memorias me convocó dos referencias externas. Una está explícita en el texto, Liliana Felipe, la cual no es una referencia tan determinante a nivel de la construcción del relato como lo es Gaby Bex (quien instaura la línea estética en la que las Memorias buscan incluirse), pero sí influye en la construcción de la subjetividad de la narradora. La otra no solo no está presente, sino que es una operación de lectura  que me otorgo bajo permiso crítico; me refiero a los Versos de una… de Clara Beter (César Tiempo). A Gaby Bex la omito a propósito.
Estas referencias (o la primera una referencia y la otra, una analogía) importan dos coordenadas históricas, que -con la de la puta adolescente- llegan a ser tres. Liliana Felipe actualiza la última dictadura, el exilio y la militancia. Resalto actualiza porque Felipe no claudicó. Precisamente porque reconoce ese miedo a “volverse derechista” (como sí les ha pasado a muchos de sus contemporáneos), no es postmoderna. A diferencia del fin de las ideologías que postula el postmodernismo,  sigue entendiendo el mapa político en términos de derecha e izquierda, ya que sabe que el ocultamiento de estos opuestos no puede venir sino de los mismos sectores del poder que necesitan ocultar su carácter opresor; como respuesta, Liliana Felipe insiste en el vigor de los aparatos represivos de Estado –en términos de Althusser-, en que “los milicos son unos hijos de puta y muchos curas también”, y su “Memoria” nos da cuenta de esa actualización:
Memoria, Medicina, Que nunca se te olvide,
que tú eres el remedio de la historia,
Alka Seltzer del pasado, aspirina del ayer
cuando el tiempo no se cuenta ya por años
y tú llenes de penumbra la insolente claridad.

Ahora bien, esta memoria se entiende como una mirada al pasado aún no cerrado porque sus efectos siguen en el presente, la estructura de dominación es la misma, pero además es un pasado vivido; se trata –en definitiva- de no negar (no claudicar) el pasado individual, metonimia del colectivo. Surge entonces la pregunta: ¿qué memoria puede tener esta puta adolescente? o ¿qué vivencias pueden ser analizadas desde el punto de vista del géneros de las Memorias? En un primer acercamiento, la combinación de memorias y adolescente –cuyas experiencias vitales aún son próximas- resulta contradictoria.  
Paso entonces al otro término que ilumina el título, el de puta. Un antecedente remoto en el tiempo son los Versos de una… de Clara Beter, una supuesta prostituta ucraniana que vivía en Rosario en los años 20 y cuyos versos maravillaron a escritores como Roberto Arlt, pero quien en realidad era una elaborada broma de César Tiempo, poeta él, letrista de tango y uno de los miembros más interesantes del grupo de Boedo. Si bien la Beter logró hacerse de un nombre en los círculos de los entonces escritores proletarios, con la Revolución de Octubre aún fresca, el travestismo de César Tiempo no pasó de un gesto provocador que terminaba en una puta sin voz propia, una mártir de la clase obrera. La Beter no hablaba por sí misma, sino como portavoz de una causa de la que se (auto)excluía, en realidad de la que la excluía la mirada falocéntrica que le dio vida. El destino de la puta es el de acompañar al obrero, no el de ella misma como víctima de la mercantilización de la sociedad capitalista y luchadora en pos de su liberación. Se trata –sin embargo- de unas de los primeros intentos de memorias de una puta en la literatura argentina, aunque oculta bajo los puntos suspensivos y mediatizada por el punto de vista masculino.
Los noventas nos legaron la literatura cartonera, que se expandió por varios países de América Latina y creó una red interesante de publicaciones, aunque de variado nivel. El cambio de la nomenclatura, de proletario a cartonero, es consecuencia de la marginalización de la década menemista. Es decir, los cada vez más agudos picos de desempleo ya no permitieron siquiera la denominación clasista, sino que condujeron a la creación de una gran masa de desclasados que tuvieron que improvisar nuevos rótulos, como el de desocupado o piquetero. De ahí sus efectos en el plano artístico; además de la Eloísa Cartonera de Cucurto, proliferaron ejemplos de rock y cumbia piqueteros, como Las Manos de Filippi o Santa Revuelta; todos desde diferentes sectores políticos.
Aunque fechadas con precisión el 17 de mayo de 2011, en este proceso histórico –el de la década neoliberal, que aún no termina- entran las Memorias de Cecilia. La narradora es consciente de ello: “Nunca me gustaron Sandra y Celeste. /La generación del 90 escucha Gaby Bex y Miranda”. Se podrían sumar Damas Gratis y Pablo Lescano, quizás las Manos (no Santa Revuelta que es cumbia de clase media, es decir, no existen para nadie). Pero lo destacable es que la sentencia de Cecilia es efectiva para marcar el cambio de época e inscribirse en él de lleno. “El levante que garpa” es –aunque no lo parezca- el ars poetica del volumen, ya que –aunque en una reflexión poco solemne y hasta casi bastarda- reflexiona sobre la propia escritura. Varios de sus dispositivos nos permiten leer la coyuntura histórica detrás: se trata de poesía “Postmo. Melodramática. Sentida.”, aparecen “recitales y ciclos de poesía” y “’una cooperativa poética política’, TITA, donde/ editábamos en cartulina y papeles lindos nuestras palabrejas”. El itinerario es el del escritor autofinanciado, autogestionado, sin escuelas (o casi, porque hasta la literatura cartonera es una escuela, aunque lo niegue). Pero el ars poetica está bastardeado e ironizado no tanto por desnudar el deficiente mercado editorial –consecuencia de la “privatización” de las grandes editoriales nacionales-, sino porque lo que demuestra la reflexión metapoética es que “Las poesías, como dice mi amiga la Morosano, decididamente, garpan”. La finalidad, como en los personajes bailanteros de Washington Cucurto o el Juan Carlos Pelotudo de Capusotto: el levante.
Elijo, sin embargo, otro enfoque para la poética de Cecilia. Los núcleos narrativos que, aunque no llegan a explotar, dejan picando situaciones y climas de los que –esta lectora reconoce- uno quisiera leer más: la niña que “no podría sonreír para Odolito” y que se asustaba –drama real, por cierto- con la letra de “Duerme, duerme, negrito”. Mi favorito en el volumen es el relato –no lo cabría otra denominación- de “La nigelia”, que logra, en pocas líneas, que el personaje de Alejandra cobre vida. Además creo que “La nigelia” es el núcleo de la puta adolescente o, al menos, nos permite encontrar un motor para estas memorias, el del deseo. Por momentos, ese deseo se recubre de dolor, como en “Final” o “Yendo de la cama al eempa”, de incertidumbre (“Verónica G. Las distancias”) y hasta de histeria. Porque se trata precisamente de un deseo adolescente, en flor; no hay trauma en esta memoria, al menos no hace sentir su peso, que implica siempre retroceso, encierro, obsesión con el pasado. Por el contrario, la dirección indica una traza que aún está en movimiento; por eso no hay cierre, no solo desde el punto de vista formal, sino que la misma subjetividad aquí representada no se termina de conformar. Las memorias –aún irresueltas- terminan con el peso de la duda: “Mi psicóloga dice que en imaginario colectivo ‘torta’, o ‘lesbiana’ se relaciona con ‘desastre’. Lo peor es que a veces sospecho que está en lo cierto.”
Sin el aspecto inmovilizador de un trauma en el pasado, y con un horizonte abierto, la estructura del volumen parece apegarse más a una serie de aventuras en busca del deseo que a una aplicación estricta al género de las memorias. Si seguimos el catálogo tradicional, podría tratarse de una Bilgungsroman, la novela de aprendizaje, aunque la puta adolescente se desentiende del esquema burgués de la novela, para amar el suyo propio. De todos modos, no es importante aquí lo que le falta a estas memorias, sino lo que le sobra –al contrario de lo que puede inferirse del título- a Cecilia: tiempo.   

Carla Benisz

viernes, 1 de julio de 2011

nueva integrante!

anali tambien es artista plastica, y qué artista plástica!
en marzo nos deleito a todxs con el mural en memoria a natalia gaitan muy cerquita del parque España que fue repudiablemente borrado a los pocos dias

lo pinto y tambien armo el boceto, con la ayuda de las gentes de cultura en movimiento y las safinas.
por estos tiempos esta terminando la carrera de Bellas Artes en Rosario, está muy enamorada de su novia -sorry, chicas-  y habla mas de 3 idiomas


Amiga de la Casa, va a dibujar el "manual de autoayuda para tort-ugas, chicxs sensibles y simpatizantes, hagalo ud mismx, con sus propias manos" y fue una de las impulsoras y forma parte del consejo asesoras de las extasiadas por catalina


Puede seguir disfrutando su prolifico arte en su blog



¡benvenuti!

nuevos titulos!

oh siiiiiiii


ya salio

SEXO DROGA Y REGGAETON
poesia express  postmoderna
por emilia ulanovsky

y
MANUAL DE AUTOAYUDA PARA TORTtugas
CHICOS SENSIBLES Y SIMPATIZANTES
ilustrado por Anali Chanquia!



conseguilos a 10 pesos